domingo, 31 de mayo de 2009

EL PROBLEMA MORAL

El problema moral a evaluar o al cual nos referiremos muestra a mi parecer, dos puntos de vista bastante complejos, ya que entran en jugo los valores morales evidenciados en la religión católica a la cual pertenezco, y el valor humano (amistad) que aunque este forma parte del valor moral posee características distintas ya que no todos somos creyentes o pertenecemos a una religión, es así como analizare mi proceder en este caso según estos dos criterios de valores:

He aquí el caso. Un amigo mió — o tuyo, lector — defrauda a una cooperativa obrera de la que es tesorero. Mi amigo es — o, si se prefiere, era — una persona decente. Quienes lo conocemos desde hace mucho tiempo apreciamos sus virtudes morales. Jamás se nos hubiera ocurrido atribuirle un acto innoble. Al enterarme por casualidad de la estafa hábilmente cometida, mi primera reacción fue de estupor. No podía aceptar las pruebas qué tenia ante mis ojos. Al estupor le siguió la indignación, pues se trataba de una cooperativa constituida gracias al esfuerzo de un grupo de trabajadotes modestos. Me enteré por casualidad y creo que soy el único que sabe lo ocurrido.

Se suele pensar que todas las personas son buenas y por ello, cuando cometen un acto de la magnitud de el del caso estudiado las personas se pregunta porque Dios me condenaría si no soy peor que los demás, la respuesta es que esta persona no ha tenido en cuenta que el mal ha contaminado a todo miembro de nuestra raza.

Muchas veces algunas personas no logran ver lo gravemente que el efecto acumulativo del pecado individual ha corrompido a la sociedad humana. Aunque la conciencia de pecado es necesaria para el arrepentimiento, la salvación y el crecimiento espiritual, también implica sufrimiento.

Lo que quiero decir con esto es que no hay razón ni motivo alguno que justifique un acto de esta naturaleza, pues solo el pensar que defraudo a su familia (digo familia pues para formar una cooperativa se debe de tener cierta confianza y plena seguridad de las personas que la conformaran). No se justifica el mal proceder de este señor además por lo expuesto en cuanto a la confianza, creo que es preferible pensar que debió conversar con las personas que conforman la cooperativa y buscar soluciones de haber estado pasando por una mala situación.


Ante tal situación, ¿qué debo hacer? Debo denunciarlo de acuerdo con una disposición del Código Penal? ¿O debo callarme porque se trata de un amigo y me repugna convertirme en su delator? Si no lo denuncio, sin embargo, seré encubridor, y tal comportamiento también está penado por el Código; mi silencio por proteger al amigo me convierte en delincuente. Pero si no le denuncio para no convertirme en delincuente, quizás actúe en forma legal, pero no moral. Advierto muy pronto que no debo regir mi conducta por las disposiciones del Código Penal, que puede ser modificado en cualquier momento, eliminando una figura delictiva o incluyendo una nueva. Mi problema es más profundo y su solución estará dada por valores morales que no se pueden modificar convencionalmente por mayoría de votos de un parlamento. Advierto que ajustarse a la letra escrita del Código puede constituir, en algunos casos, una inmoralidad, y en el caso particular en que me encuentro puede ser una inmoralidad el que yo sacrifique mi amistad, que debiera ser “sagrada”, para no tener complicaciones con la justicia. ¿Que hacer, pues?.

Creo que el valor de la amistad esta en hacer reconocer los errores a quienes llamamos amigos, es así como logramos madurar y entender que no somos perfectos y que cada uno aunque somos seres individuales verbo pensantes, no sabemos los errores que cometemos en ciertas situaciones por ello no es solo el valor moral que nos otorga el conocimiento de los preceptos de Dios, sino el hecho de poseer esa capacidad de discernir entre el bien y el mal el que nos hace formadores de valores a nuestros hijos hermanos familiares en su totalidad, por ello cuando se hiere o hace daño a un amigo se le esta dando un mal ejemplo a quienes forman parte de nuestro entorno.

Para concluir en este caso yo primero conversaría con el de manera que le haga entender su mal proceder y luego lo denuncio ya que no es justificable el daño que ha hecho.

Por ultimo el pecado en cada una de nuestras vidas contribuye a un mundo malvado que lleva a monstruos como esos al poder. Cada uno de nosotros está tan desfigurado por el pecado que no es sorpresa que no queramos admitir nuestra maldad.



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